lunes, 13 de septiembre de 2010

De pie y chocando los cinco


Argentina le ganó 86-81 a España y así terminó en la quinta ubicación del campeonato mundial en Turquía. Scola fue elegido para el quinteto ideal.








Antes de comenzar el Mundial, un quinto puesto no era un resultado del todo bueno. Teniendo en cuenta las figuras que tenía la Argentina, como mínimo debía llegar a las semifinales. Pero las bajas de los bases por lesión y luego la del Chapu Nocioni por decisión de Philadephia hizo cambiar el panorama argentino.

Ya no tenía un jugador importante, tanto para jugar como para el vestuario. Por eso, Sergio Hernández tuvo que tomar una decisión: ¿Cómo plantear el ataque? Teniendo a su favor que dentro del equipo poseía dos jugadores que se conocen como si fueran hermanos. Scola y Prigioni, además de jugar en la selección, compartieron muchos años juntos en el TAU Cerámica, antes de que Luifa se vaya a la NBA y Pablo al Real Madrid. Y cada uno sabe el movimiento del otro, le resultaría más fácil.

Por eso, “Oveja”, planteó un juego de Pick & Roll, y teniendo en Delfino un jugador para que explote individualmente y se convierta en ese jugador que todos quieren ver, alguien desequilibrante, que pueda definir el partido en una jugada.

Fue así que paso a paso, y con más sacrificio que juego, fue superando rivales, demoliendo sueños, destruyendo torres. Ganó sus cuatro primeros partidos y con la clasificación asegurada jugó contra Serbia en un partido que definía quien quedaba en la primera ubicación, el resultado no fue del todo negativo.

Si bien Argentina perdió el primer puesto, tuvo cuatro días para descansar y para poder recuperar algunos de sus jugadores que se encontraban “entre algodones”.

En los octavos se enfrentó ante su clásico rival y con un gran partido de Scola superó un rival difícil y competitivo, que nunca se dio por vencido. Así pasó a cuartos donde enfrentó un equipo lituano joven y con un cambio generacional, al cual le faltaban siete de sus figuras.

El partido ante Lituania fue el peor partido de Argentina, no por una carencia argentina, sino por un rival que fue superior en todo momento y que fue el único que pudo cancelar el pick & roll y pudo detener a Scola. Sumándole que Argentina tuvo el peor porcentaje en triples y que su rival tuvo un porcentaje muy alto la derrota por paliza no le sorprendió a nadie.

El dolor por la derrota fue grande, pero no hubo mucho tiempo para pensar y estar triste. Al otro día se enfrentó a Rusia para saber en qué posición iba a termina. Lo superó contundentemente, con un juego colectivo alto y nuevamente con un Scola intratable. Volvió la alegría, una alegría efímera por la victoria.

El último rival fue España. El último campeón. Un clásico moderno. Un equipo que hace 16 superaba al conjunto albiceleste en cada presentación. Por eso había una búsqueda de “revancha”. Por esos años que no le podía ganar y por la semifinal del 2006, cuando Nocioni marró el último tiro sentenció la suerte argentina. Jugar por el tercer puesto.

Por eso el conjunto sudamericano salió en búsqueda de la victoria con mucho ímpetu y con mucho corazón y así ,con Scola, Prigioni y Delfino, rápidamente sacaron la ventaja. Claramente se notó la diferencia de actitud entre ambos equipos.

Prigioni dirigía la orquesta, Scola terminaba las posesiones que comenzaban complicadas. Delfino aparecía en todos lados, de dos, de tres, penetrando desde la línea. Una verdadera sinfónica parecía el conjunto argentino en esa primera mitad.

En la segunda parte cambió la situación. El cansancio comenzó a afectar a los jugadores albicelestes y el buen aporte de la banca española generaron una gran remontada para España. Y ahí comenzó un nuevo partido, de palo y palo, de ida y vuelta donde cada posesión era valiosa, donde el primero que se dormía perdía el encuentro.

Fue así que hasta los últimos segundos del último cuarto siguió la tónica. Siguió el ida y vuelta, siguió la lucha, siguieron los bombazos de un lado y del otro. Hasta que apareció el base argentino y con un triple a falta de quince segundos sentenció el encuentro.

Así la Argentina terminó en la quinta ubicación y España sexta. A priori no era un buen resultado, pero con todas las bajas que tuvo, y con todos los impedimentos y contra turnos que les fueron apareciendo, los jugadores albicelestes demostraron que todavía les queda esa mística, ese plus, ese amor propio por la camiseta. Nunca se rindieron y siempre dejaron todo dentro del terreno de juego, para dejar bien alto a la selección y bien alto a la Argentina. Por eso, lo único que se puede hacer, es ponerse de pie, aplaudir y chocar los cinco, total terminar quinto no es un mal resultado.

1 comentario:

  1. Muy buen blog! segui asi! sigo leyendo tus notas! abrazo!

    www.redaccionescancheras.blogspot.com

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