sábado, 28 de agosto de 2010

En Lancha es más fácil


Con 27 puntos de Carlos Delfino, la Argentina superó a Alemania por 78-74 en lo que fue el debut para ambos equipos en el Campeonato Mundial.







La espera terminó. Después de cuatro años volvió una de las citas más importantes del básquet a nivel selecciones, la otra son los Juegos Olímpicos. La preparación finalizó. Los amistosos ya pasaron, a partir de ahora todo lo que se gane o pierda será por los puntos.

Pero lo que no terminó fue el hambre de gloria de la selección Argentina, las ganas de revancha, los sueños de los jugadores y aficionados por llegar, una vez más, al podio. El poderío sigue vigente, los jugadores de la “Generación Dorada” no perdieron la mano, ni cuando el conjunto albiceleste ganaba por 14 puntos ni cuando, a falta de 2 minutos, el marcador estuvo empatado.

El equipo de Sergio Santos Hernández superó a un rival muy difícil. Un conjunto alemán que no cuenta con su máxima estrella, Dirk Nowitzki, pero que igual tiene jugadores potentes, altos, veloces. Algunos con experiencia y otros jóvenes, que están provocando la transición en la selección.

Argentina también sufrió la pérdida de dos grandes figuras, Andrés Nocioni y Emanuel Ginobili, pero con los jugadores que quedaron y con los que llegaron a ocupar esos espacios provoca que el conjunto albiceleste sea un serio candidato. Scola y Delfino fueron las armas principales en el ataque, pero la contribución de Cequeira, Oberto, Gutiérrez provocaron la levantada en el tercer cuarto luego de terminar la primera mitad abajo por 3, 42-39.

Con una gran entrega, con mucho esfuerzo y con una buena defensa los de “Oveja” levantaron el nivel y pudieron sacar una ventaja promediando el tercer período. Además de esas virtudes argentinas, también cabe destacar el bajón anímico y, sobre todo, deportivo del conjunto teutón.

La ventaja de 11 puntos al finalizar el anteúltimo cuarto, poco a poco se fue achicando a medida que transcurrían los minutos del último capítulo. El equipo que comenzó a tener un decaimiento en el juego fue el argentino, sumándole la aparición de Hamann y del centro Jagla, el partido, a pocos minutos de terminar se encontró empatado en 74.

Pero fue ahí que nuevamente apareció la jerarquía, el oficio, la experiencia de Argentina para lograr una importante victoria, basándose en la buena defensiva (Jasen robó un balón a falta de 30 segundos) y de un Delfino que, poco a poco, se está convirtiendo en la figura.

Si bien le costó la victoria al seleccionado nacional superar a su par germano, siempre son difíciles los debuts, hay mucho nerviosismo, ganas de demostrar, ansias. La victoria fue clara y así comenzó su navegación en busca del oro. Una navegación que se hace más fácil si vas en lancha.

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