domingo, 29 de agosto de 2010

Hasta el último segundo


La Argentina superó a la selección de Australia por 74-72 en la segunda fecha del grupo A en la Copa del Mundo. En los últimos segundos, el conjunto oceánico tuvo un tiro de tres bien abierto para ganar el partido.




La historia de estos guerreros se repite. El factor común sigue siendo el mismo: nunca darse por vencidos, luchar siempre, fajarse bajo el tablero en busca de rebotes y segundas oportunidades. No importa que el rival sea superior durante casi todo el encuentro. No importa que uno de los pilares, Fabricio Oberto, no haya jugado por precaución. No importa que las grandes torres australianas se impongan en la zona pintada. Siempre, siempre un, o unos, jugadores dan la cara. Siempre encuentra la oportunidad de romper las esperanzas de los rivales. Y también, por qué no, encuentra la fortuna.

Porque si el último tiro de Adam Gibson ingresaba otra nota se estaría escribiendo. Pero la suerte, la mala puntería, la fortuna, llámela como quiera, decidió que el balón no se introdujera y se produjera una ingrata sorpresa. Quizá sea la suerte del campeón. Porque todo equipo puede tener arranques flojos, dubitativos. Pero si con esos arranques se gana, entonces cuando empiece a engranar la ofensiva, cuando la defensa sea más aguerrida, cuando comience a jugar más holgadamente, las victorias van a ser más tranquilas, sin tanto sufrimiento.

Es verdad que la Argentina sigue muy irregular. No encontró su estilo. No pudo manejar bien el pick and roll entre Scola y Prigioni. Le cuesta mantener la ventaja. Pero mantiene ese hambre de gloria, esas ganas que tantos réditos les dio. Tanto la victoria contra Alemania, como la de hoy por la tarde ante Australia, no mostró el mejor funcionamiento albiceleste.

Pero en las dos presentaciones hubo un factor común. Una figura que se lució, ante los germanos fue Delfino, hoy el que la rompió fue Luis Scola. El jugador de los Rockets aportó 31 puntos, los últimos seis de Argentina en el cuarto período. Pero además se mostró siempre y fue el faro que los compañeros buscaban. El otro denominador común fue el aporte de la banca. Si bien ante los teutones no hubo una figura descollante, la actuación de Cequeira ocasionó la levantada nacional. Hoy, jugando como titular ante la baja de Oberto, el que apareció fue Leo Gutiérrez, el mejor jugador de la Liga Nacional en la actualidad, que aportó 19 y triples muy importantes.

Nunca importó que el conjunto oceánico haya estado por delante en el marcador en casi todo el encuentro. Cuando realmente debieron aparecer los jugadores, aparecieron. El gran triple de Leo cerca del final, y que provocó la primera ventaja argentina, no fue desperdiciado.

A partir de ahí, el oficio nacional apareció. El coraje de estos leones se comió el sueño de los canguros. Cierto es que Argentina logró sacar una diferencia de ocho puntos que no pudo manejar. Porque el básquet es así, hasta que no se termine el encuentro nunca podes desconcentrarte porque se paga caro, y los de Sergio Hernández casi lo pagan.

Esa pelota perdida por Jasen desde el lateral le dio una vida más a un equipo que batalló y jugó ante un rival, a priori, superior. Pero esta vez, la suerte no estuvo del lado australiano (el día anterior en la última pelota, Australia superó 76-75 a Jordania logrando la primera victoria). Esta vez la fortuna estuvo del lado albiceleste. Pero eso sí, sufriendo y luchando hasta el último segundo. Algo, que estos muchachos ya nos tienen acostumbrados.

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