Argentina quedó eliminada de la copa del mundo al perder por 4-0 ante su par de Alemania. Ahora el conjunto teutón enfrentará a España en las semis.
“Sueña que puedes y podrás”. Ese era el mensaje, la insignia, el slogan de la selección comandada por Diego Maradona. Y todo comenzó como un sueño hermoso. Ese tipo de sueños que uno lo recuerda durante mucho tiempo, donde quiere dormirse de vuelta para poder continuar con esa historia.
La selección empezó feliz al lado del brazo de Morfeo. Luego de tantas críticas y tantos cuestionamientos, el conjunto albiceleste había conseguido lo que muy pocas pudieron. Llegar a los octavos de final con los cuatro partidos ganados, algo que no lo hizo ni la selección campeona del 86.
Por eso, el partido con Alemania quería ser la continuación de ese sueño glorioso. Ese sueño que tenían los jugadores, los dirigentes y también, más que nadie, los hinchas.
Lo que comenzó siendo un sueño pacífico, tranquilo, rápidamente se convirtió en una pesadilla horrible, de las que uno se acuerda y que espera que nunca más le vuelva ocurrir. De esas que exaltan a uno y lo dejan acongojado, sin poder volver a pegar un ojo y lo mantienen desvelado toda la noche.
Argentina lejos estuvo de ese equipo soñador. Lejos estuvo de esa selección que asustaba rivales y la ponían como principal candidata. Todo lo contrario. Pareció un perro que hace rato fue abandonado por los dueños y no encuentra el rumbo, no sabe para donde caminar. Tiene hambre, sed y temor, mucho temor. Y se queda acurrucado en una esquina sombría para que pase la lluvia y con el sol del otro día pueda seguir buscando a su dueño.
Los primeros veinte minutos de la selección fueron esa lluvia, esa falta de rumbo. El gol de Müller fue un mazazo. La selección comandada por Maradona nunca tuvo que revertir una situación como esta y se notó. Argentina no encontraba los espacios, tenía mucho temor, parecía que los alemanes eran ciento cincuenta y los argentinos solo dos. Mascherano y Tevez. Esos dos fueron quienes sacaron la cara por su selección, de la mano de ellos vino la reacción argentina.
Alemania, en cambio, supo aprovechar ese momento y supo cómo jugarle a un equipo que por las bandas no poseía volantes de marca. Abrió la cancha y fue incisivo. Tuvo sus oportunidades. No las aprovecho.
Pero, después del primer cuarto de hora, el perro espantado empezó a levantarse y a convertirse en león. Los albicelestes empezaron a dominar el juego y a pelear cada pelota como si fuese la última.
También tuvo sus oportunidades pero la falta de contundencia y la seguridad defensiva alemana lo impidieron.
Los jugadores chocaban contra el muro de Berlín. No había forma de sobrepasar esa línea de cuatro defensas. Solo un arresto individual podía descolocar un poco. Pero la falta de precisión hizo que los ataques terminaran en remates fáciles para el arquero o pelotas divididas que ganaban los hombres altos alemanes.
En la segunda parte parecía que el sueño volvía hacerse realidad. El ímpetu, las ganas, el corazón, el sacrificio argentino fue tal que los germanos se sintieron superados. No podían salir de su área. La Argentina, sin mucho juego colectivo, fue hacia adelante para que el sueño terminara en felicidad. Quería revertir la historia. Los jugadores querían demostrar que ya no eran más chicos, que eran hombres. Que ante la adversidad el esfuerzo todo lo consigue. Así, el perro abandonado se convirtió en un león, en un tigre, en un lobo.
Pero...Lo que parecía la reconstrucción de un castillo terminó en eso. Un intento. Los de Joachim Low tienen una exelente precisión, algo típico alemán. Toda la que no tienen los albicelestes. En tres contras liquidaron el partido.
Tres ataques bastaron para que Alemania, vaya tranquila a la semifinal y le dé un poco de cátedra a la selección de Sudamérica. De cómo debe plantear estos partidos.
El sueño terminó. Argentina vuelve a casa. Sin pena y sin gloria. Con un técnico que no sabe si va seguir. Con muchas dudas. Porque a partir de este partido se cuestionaran muchas cosas.
Lo cierto es que lo que comenzó siendo un sueño perfecto allá por el 12 de junio, hoy, tres de julio terminó siendo la pesadilla más aterradora y mas escalofriante para los argentinos.
A esperar cuatro años más. Y, soñar, porque no cuesta nada soñar, que en Brasil 2014, se vea a la selección Argentina en lo más alto.
Este es un blog en donde se hablará de todos los deportes. No me enfocaré solamente en el fútbol. Espero que lo disfruten.
sábado, 3 de julio de 2010
Una pesadilla
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